viernes, 25 de enero de 2008

Simplemente Fragancia

Laetitia Casta



Esta es la historia de una niña de un pueblecito llamado Pont-Audemer. Introvertida, familiar, en clase se dejaba llevar por su imaginación y en el campo se abrazaba a los árboles. Laetitia fue embelleciendo tranquilamente por el curso natural de las flores al madurar.

Estando con su familia de vacaciones en la isla de Córcega, de donde es su padre, un día un fotógrafo, Frédéric Cresseaux, se fijó en ella. Fue el primer paso de su carrera meteórica, que la ha llevado a convertirse en una de las top models más cotizadas. Ya casi más actriz que modelo, ni los focos ni las cámaras han modificado su belleza silvestre.



Ese primer contacto en un día de playa de 1993 se tradujo meses después en una visita a la agencia de modelos Madison de París. Acompañada por su padre, es presentada al creativo de la agencia, y de él pasa inmediatamente a la directora de cásting de Elle. Empieza a girar dentro del torbellino.



Su primer desfile fue para Jean-Paul Gaultier en 1993 y su primer gran debut en la publicidad impresa es para la firma Guess? al año siguiente. Nueva embajadora de las curvas generosas, sustituye a la modelo alemana Claudia Shiffer en la publicidad de estos jeans. Se convierte en la imagen de Victoria’s Secret, la marca de sujetadores número uno de Estados Unidos. En 1998 es la cara de los cosméticos L’Oréal, un privilegio reservado sólo a los rostros más delicados y bellos. Otro contrato importante es el desfile especial de celebración de los 40 años de creación de Yves Saint Laurent. A ella le encargan llevar el vestido de novia. Brilla tanto que el popular modista la convertirá en su musa en adelante.




Al año siguiente le cae la responsabilidad de presentar su primer gran evento, el festival de cine de Cannes, donde evidentemente no es suficiente con ser guapa. Presentar el Festival de Canción de San Remo, la hace definitivamente famosa para el gran público, en parte, por la polémica que suscitó el hecho de que la presentadora no fuera italiana.

Ha salido en las portadas de las revistas de moda más importantes: Vogue, Elle, Cosmopolitan... Ni más ni menos que 40 portadas en dos años. Los fotógrafos más ilustres la han inmortalizado: Dominique Isserman, Herb Ritts, Arthur Elgort, Paolo Roversi... París-Match declara que “el alma de todas las chicas pin-up de los años 50 se reencarnan en Laetitita”, tal y como refleja su pose para el famoso calendario de Pirelli, edición 1999. Lo que Judith Mascó consiguió una vez, aparecer en la portada del especial bañadores de la revista Sports Ilustrated, ella lo hace tres años consecutivamente, desde 1997 a 1999. Uno de los escasos desnudos con que ha abierto la revista Rolling Stone es con ella, afirmando que Laetitia Casta es la modelo más tórrida del 98.
Pocas modelos devienen verdaderas instituciones. En el año 2000, el voto de 16.000 alcaldes la convierte en “Marianne”, símbolo nacional de Francia. Una escultura de ella con el pecho desnudo figura en todos los ayuntamientos del país. Un honor que han merecido antes mujeres de la talla de Brigitte Bardot, Carole Bouquet o Catherine Deneuve.



Muchas modelos, con mayor o peor fortuna, han cruzado la pasarela de la moda hacia el cine. Ella lo ha conseguido con pocos títulos pero de lujo, como “Astérix y Obélix”, junto a Gérard Depardieu, la película más cara del cine francés en su momento. Tras protagonizar “Gitano”, junto al bailarín Joaquín Cortés, le llueven los proyectos. Con el soporte de público y crítica, la ninfa que revoloteaba en ese bosque de la normandía francesa está decidida a seguir triunfando por los senderos del séptimo arte.








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